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-225 - según la moción y el aprecio con que escuchaban la doctrina. La conmoción de las gentes de la ciudad y pueblos comarcanos fué grande. En las Comunidades de Religiosos, especialmente en algunas, tocaba en desatino su extremo. Me hicieron predicar por las mañanas : una en los RR. PP . Carmelitas Calzados, otra en los RR. PP. Terceros, otra en los RR. PP. Agustinos Calzados, y otra ( día de la Santísima Tri– nidad) en los RR. PP. Trinitarios Descalzos en su función. Otros se quedaron porque no alcanzó el tiempo. A todos debí mucha caridad y benevolencia. La predicación ha sido muy fácil y abundante, y con un magisterio extraño, pero humilde; el estilo claro, llano, muy sencillo y devoto; los actos de con– tri ción tiernos, fervorosos y muy copiosos. El inte– rior no muy movido, pero sí lleno de paz y deseos de que Dios sea servido y glorificado. De resulta de la predicación se inclinaron los señores principales a formar una congregación para asistir a los pobres encarcelados, que por falta de asistencia perecían de hambre. Lo más notable que yo supe fué el nacimien– to milagroso de dos niños unidos desde el vientre hasta la garganta. Su madre, estando con los dolo– res, tomó una cédula de Nuestra Señora de las que doy o bendigo, se aplicó una crucesita (de las que reparto) al vientre, y con la 1miyor felicidad y pron– titud salió de su cuidado, quedando después tan sa– na y buena, como si nada hubiese padecido: lo que dijeron los médicos era evidente prodigio, que debía testimoniarse. Ví los niños, que murieron prontamen– te, y los llevaron a nuestro convento, donde concu– rrieron muchos a verlos. Eran grandes, como de una tercia, o algo más, muy perfectos, hermosos y agra– ciados, en todo eran dos cuerpos completos y ente– ros, sólo un ombligo para ambos y un hígado no más. Los cirujanos hicieron anatomía de ellos y se sacó

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