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.. :22-1 . cribir a usted antes de ahora y darle noticias de todo lo acaecido desde que me despedí y salí de esa. Yo llegué a Antequera el día 2 del corriente (junio de 1781) y el día 3 dí principio a la Misión. La mañana de él, visitando las cabezas del pueblo, al Sr. Pre– prepósito de la Colegiata, al Sr. Vicario del Clero y al Sr. Corregidor, encontré en los dos primeros que se negaban a que la predicación fuese en las plazas o en los balcones de la ciudad, como esta había ofreci– do, de que resultó gravísima desazón en las gentes todas. Redújeme a predicar en la Colegiata , y vien– do el clamor de todos que deseaban oir la palabra de Dios y no podían, los tres referidos señores con– sultaron al Sr. Obispo, y este se negó a ello, y dis– puso que en ninguna manera se me permitiese pre– dicar fuera de la Iglesia, y así se efectuó en todos los ocho días que duró la Misión. En las cartas que ahora y mucho antes escribió su lima . al Sr. Vicario, le prevenía no me permitiese predicar con el Santísimo expuesto, 11i el hacer el acto de contrición con la Custodia en las manos, ni que fuese revestido con capa pluvial y en la tarima del altar , y además que inspeccionase y supiese si yo concedía indulgencias y que me pidiese los títulos o facultades que para ello tenía. A todo me convine sin 1~1 menor dificultad ni resistencia y con gran pa z interior, aunque no dejaba de hacerme cargo lo re– parable y notable que esto era en el pueblo; mas el Sr. Vicario !>e declaró todo a mi favor, y creo hizo Dios la costa para que no siguiesen los escándalos y murmuraciones de las gentes, en las cuales no hubo inquietud notable, ni desgracia considerable en las Iglesias, no obstante el crecido concurso y empeño universal de oir la Ivlisión . ¡El S_eñor sea bendito por todo! El fruto creo fué crecido en aquellos pocos días,

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