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-222- y parte de la lección de libros malos, estaba resuelto a tomar la pluma y hacer frente a toda la Santa Igle– sia, juzgándose capaz de ello; y para efectuarlo, re– tirarse a los paises extranjeros, donde, siguiendo en su espíritu de venganza a Lutero, se hiciese tan me– morable como él. Todo esto y mucho más me rel a– cionó é l mi smo un día que, a instancias suyas, le se ñalé para que habl ásemos; y después de oírlo muy despacio, y enterarme en que aun retenía un deseo , aunque apagado, de su salvación, le dije no babia otro medio para ello que el: Si quis uult post 111e ue– nire abneget semet ,psum etc. Hizo una fuerte ex– clamación, como admirado , y prosiguiendo en propo– nerl e con abundancia, prontitud y fa ci lidad, no fr e– cuentes en mí, cuál era el libro donde se aprende la verdadera sabiduría, etc., se me entregó al instante , resuelto a volverse a su Prov incia, renunciar hono– res y di g nidades, dar otra cuenta de sí y vivir como debe. Ha vuelto segunda vez a verme, y sigue firme en su determinación de llevar nueva vida. Hágase usted cargo del consuelo que habrá tenido mi cora– zón en qui tarle a la Santa Iglesia, mi amadísima Ma– dre, este enemigo que, según la pintura que me hizo, tal vez la hubiera afligido más que Lutero. Ayúde– me usted a. dar gra cias al Seiior por esta su gran miseri cordia, y s upla usted lo que yo, por la ruindad de mi cora zón , no sé agradecer le. Las tentaciones siguen algunos días tan violentas y fuert es, que me fatigan demasiado, y no sé como me dej an, porque ni aun aliento tengo para clamar a Dios . S igo el Septenario de los Dolores de Nuestra S eñora con algún esfuerzo , para el que contribuye la luci da concurrenci a del Real Cue rpo de Marina, Je– fes y Generales, bien numerosa, por hallarse aquí la escuadra que ha venido por algunos días. Parece se