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- 220- paz, deseosa de ver cumplida su petición, aunque fuese a la mayor costa o trabajo. Duró esto por algún rato, y subiendo al púlpito con esta interior devoción, me hallé tan escaso de voces, tan sin aliento y tan caí– do, que apenas podía ni fraguar discurso, ni esforzar la voz, al modo que cuando un niño trabaja para arran-· car una argolla, que halla clavada en el suelo. Fué bre– vísimo el sermón y el acto de contrición muy descon– certado. Quedé pacífico y resignado, pero con una melancolía interior profundísima, y aun al mismo tiem– po de baju del púlpito se me fijó una imaginación torpe, que me molestó no poco. ¡Bendito el Señor por todo! En esta conformidad sigo, y con grandes vio– lencias en la predicación, luchando con el amor pro– pio, que parece estar de bando mayor, y se verifi– ca en él el: Cum fortis armatus etc. ¡Dios me con– ceda hacer en todo su santísima voluntad! Este correo he tenido carta de su Ecxma., en que me dice se logró aprobase el Rey los acuerdos de, las ciudades del Puerto, Jaen, Ronda, Andújar y de la villa de Osuna en punto a comedias, que no ha sido pequeño triunfo. Ayúdeme usted a dar gra– cias al Señor por este beneficio. Agradezco y devuelvo mis afectuosas expresio– nes a las tres Sras. Marquesas y me encomiendo en sus oraciones . El P. Fr. Eusebio aprecia las de usted y se las repite; y este mal hijo el ofrecerle su cora– zón y su alma toda, como tan suya, para que dispon– ga lo que guste y mande lo que quiera. Eche usted su bendición, Padre de mi alma, a su ruincillo José, que, puesto a sus pies, se la pide y que lo encomien– de siempre a Dios. En este espero, Padre mio, me cumpla usted la palabra que me ha dado, y con que enjugo alguna vez mis lágrimas de dirigirme aún desde la otra vida, para la que (al llegar aquí me ha dado este fuerte impulso) si algo puede retardar a