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- 213- ,entendido que mientras vivas, quiera o no quiera Fr. Diego José de Cádiz, le he de reprender, man– •dar, enseñar y conducir, no por él, aunque tierna– mente lo amo, sino porque lo amo en quien ama y deseo amar en él, y me lo dió por hijo para lo que sabes y has experimentado en tantos años. Vuelvo a decir, hijo de mi corazón, que te sosiegues, ores, •dejes y obres, según se te inspire. » (1) A esta enérgica e inspiradísima carta, contestó ya reaccionado nuestro Beato Diego: «¿Cómo mani– festaré a usted los efectos de su apreciabilísima del 10 del corriente? Déselo a conocer el que se la ins– -piró y le dió tanto espíritu para comunicarlo & este cadáver siempre yerto. En la disposición de insensi– bilidad que a usted decía, me hallaba cuando la reci– bí. Mas como siempre tiran tanto de mi interior to– •das sus cartas y sus cosas todas, retiréme a leerla, puesto de rodillas, como lo acostumbro, leyéndola, como que Dios me la escribe, y desde sus primeras expresiones empe7ó a moverse el interior. Llegué a las en que me hace presente mi infidelidad, ingrati– i:ud, etc., y conocía irse disipando la niebla que lo ocupaba. Leí el grito de usted, y sonó tanto en mi alma, que la rindió de nuevo a ofrecerse a Dios con 1ágrimas de un intenso dolor de su desidia. Lloraba sin consuelo, al oir a usted daba lugar con ella a que se verificasen mis temores de que, excluyéndome el :Señor del ministerio, encargase a otro el cultivo de su viña. Mas donde desfallecía del llanto, y se deshacía mi corazón de dolor y gozo por lago rato, era leyen– ·do la seguridad que usted me da de no ser así; por– .que no me quitará el tesoro de los destierros y demás (1) El Director Perfecto. Carta del 10 de marzo ,de 1781.
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