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- 206 - da en cada una de estas ocasiones, de suerte que, ajustada la cuenta, sin prolijidad, llegan o pasan de doscientas comuniones al día, pues cuando da el re– loj, aunque sean los cuartos, cuando voy a principiar una cosa, me veo inclinado a lo dicho. Estas comu – niones, Padre de mi corazón, son con la insensibi li– dad y falta de atención que todas mis cosas; sólo hay para ellas una dulce inclinación y un carecer de re– pugnancia para ello. Mas luego que pasan, que es brevísim'.11nente, sigue mi distracción. He entendido no sé cómo, o para mejor explicarme, he pensado con firmeza y eficacia, se me da esto para ensefiar– me a tener y conseguir el interior trato con el Sefior, y que me manda observe este método inviolablemen – te, aunque me cueste mucho, y aunque sólo sea acor– darme en todas estas ocasiones que debo hacerlo así. Pero soy tal, Padre de mi alma, que ya empiezo él hacer de las mías, acobardado de las muchas distrac– ciones de mi ministerio, aunque aliento mi confianz a en el Bienhechor que así me favorece. Otras veces me aflije con que esto es mucha carga y pensión; mas noto en mi una fe y confianza tal, que me hace despreciar estos temorcillos y, desconfiando de mí, pedir al Sefior confirme esta su obra para su mayor gloria y agrado. >) (1) El resto del año 1iso lo empleó en Sevilla. El Tribunal de la Inquisición le enCcJrgó un asunto de gravedad, (2) en el que empleó bastante tiempo. En estos meses hizo excursiones apostólicas a Alca lá del Rio, Marchena y otros pueblos de la archidióce– sis, dió ejercicios al Clero, y tuvo frecuentes confe- (1) F.I Director Perfecto. Carta del 15 de septiem– bre de 1780. (2) THI vez la reducción d--: la Beata ciega, que foé ajusticiada más tarde. (V. Menéndez Pelayo. -- Hetero– doxos Esp11fioles.J

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