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XXI ' n~ditas del Be:1to Diego, en poder del \'ice-Postula– dor de la Causa, M. R. P. Diego de Valencina, que frecuentemente hemos podido examinar, y la colec– ción de documentos, ediciones etc, qt!C hemos reu– nido, a fuerza de aiios y de paciencia. No nos vana– gloriamos de habe r agotado la materia, sino que nos contentamos con haber puesto los fundamentos para que los historiridores del porvenir tengrn1 todos los datos reunidos y puedan estudia r por sí mismos las fuentes. Hay mucho perdido, y probablc:mente el porvenir nos reservará muchas sorpresas, como, por citar una, el S eptenario de Dolores, del cual só– ill rnnocemos el principio y varias páginas, y debe ser interesantísimo. No comprendemos cómo los bió– g rafos e historiadores del Beato Diego 110 han hecho un detenido estudio de sus obras, de la parte docu– mental y de sus escritos, en los que hemos enco1itra– do sorpresas que no esperábamos, ni cómo no se han preocupado de conservar t odo lo que hay perdido, que no es poco; y desde luego nosotros hemos crei– clo que, al estudiar la figura del Beato D iego, sería imperdonable no haber hecho este estudio. Prevenimos desde ahora al lector acerca de las repeticiones, casi imposibles de evitar en obras de esta índole. Hubiera sido mejor, estética y literaria– mente, citar los hechos sólo una vez. Mas, al tratar de las virtudes, es forzoso recordarlos. Hoy se si– gue la moda de presentar las vidas de los santos en grandes cuadros, en que los pormenores se sacrifi – can al efecto. Nosotros deliberadamente hemos que– rido tratar aparte sus virtudes, en primer lugar, porque hay muchos hechos sin fecha, que en un or– den rigurosamente cronológico quedarían excluidos, y, sin embargo, completan su biografía; y en segun– do, para que, tanto el predicador, que lea esta vida, encuentre la materia preparada, casi siempre toma- 3

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