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- 204- sería nombrado Maestro de Novicios; pero el nuevo Provincial, el M. R. P. Félix José de Sevilla, no creyó prudente separarlo del ministerio. Durante su retiro en Ronda, estuvo entregado a la oración y mortificación, ll evando a veces un pesado leño acues– ta s, mientras rezaba los misterios dolorosos del Ro– sario. Hizo diez días de ejercicios, en los cuales su lectura favorita fueron los Evangelios de S. Lu– cas y S. Juan, los Hechos de los Apóstoles y la Mo– ral. Al llegar a Málaga le esperaba una nueva ense– ñanza , parecida a la que recibi ó Sta. Teresa deJesús. Vision de una Religiosa sobre el infierno.– «En estos días ha ocurrido, que yendo a confesar a mi ahijada la monja , cuyo papel dió a usted tanto que celebrar o reir , y a la que prueba el Señor con gravisimos y delicadísimos interiores tormentos y padeceres, me refirió superficialmente que, habién– dole manifestado el Señor las penas del infierno y algo del grado que a algunas especies de aquellos infelices atormenta, se le representó un sitio con una máquina rara y más horrorosa en todo que el resto de cuanto había conocido y visto; y deseando saber para quién era o quién la padecía, le respondieron los enemigos que disponían la múquina: Esta es para aquel que tanto sube en el mundo con su /ama y predicación contra nosotros, tu padrino el capuchino . Oíla sin turbación ni sobresalto, y no dejándome duda su aprobado y verdadero espíritu, que dirige otro sacerdote, y el mérito de mis obras, me hizo entonces y después a mis solas derramar sin fatigas ni horror algunas pocas lágrimas, mirando a mi Dios con el miedo de perderle, y a su Santísima Madre, a quien conocía o me parecía que amaba con alguna, aunque levísima sensibilidad. ¡Ay, Padre de mi alma! ¡Qué suerte le espera y t iene merecida este su mal hi jo y monstruo de ingratitud, y que nada

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