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-201- circunstancias lo estorbaron hasta la noche. En ellm oré, pedí, clamé con mi acostumbrada tibieza; supli– qué a los santos y a la Reina de todos ellos me al– canzaran de su Divino Hijo la poderosa gracia que, necesi taba para desprender mi corazón de aquel aplauso, y mantenerme en la humildad que me con– venía; que no permitiese, por su misericordia, que aquell o pasase o saliese de Jaén. >> Visión de Cristo lavando los pies a los Após– toles. - «Alguno5 consuelos sentí en esta ocasión; pero allá a la madrugada (porque usted quiere que se lo, di ga todo) se me fij ó de pronto en la idea el paso del Lavatorio, en el acto de resistir San Pedro que su divino Maestro le lavase los pie~. Podría jurar que oía aquellas voces : Quod ego f acio tu neseis mo– do, scies autem pastea. Lo cierto es, amigo, que en glori a de mi Dios y en alabanza de su misericordia, digo a usted, que desde entonces, con tanta indife– rencia me manejo y siento en medio de los aplausos, honores y distinciones que hacen conmigo, que más siento el t iempo que ocupo o pierdo en recibirlos, que otra cosa; y como ya sé que nada de eso es por mí, ni para mí, me hace tal eco como si todo suce– diese lejos de mí. Es cierto que por muchos años, y aun con casi ningunos fund amentos , esto no fué así; pero Dios quiso que conociese el peligro, que viese donde estaba embosca da la sierpe, y que pudiese– con su auxilio sofocarla. ¡Qué será ahora de este· miserable, s i se ha descuidado! Mas pida usted a mi S eñora de la Paz que no me descuide. » (1) Misión en Martos .-Nuevos prodigios le espe– raban en Martos, a donde se dirigió desde Jaen. Oigá– mosle a él : «El día 13-dice - salí de J aen y llegué a Martas, que dista tres leguas . Por el camino hubo lo- (1) P. Luis Antonio de Sevilla, cap. VI, pág. 294.

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