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-196- el cielo, donde imaginaba había una como ventana de la figura y tamaño del sol; pero de inmensa ma– yor claridad. Los afectos de todo han sido unos deseos tan ardientes de oración, que algunos ratos me parece, Padre de mi alma, que soy insaciable en ella. Llegó después su carta de usted con la doctrina sobre este punto, con que se confirmó todo lo dicho, y procuro ya ser más aplicado, y veo no me es tan seca, ni tan dificil tener a Dios presente entre día. Aunque he dicho que en la aprehensión o idea que tuve del Se– ñor con la cruz acuestas no advertí efectos algunos buenos ni malos, debo añadir que dos o tres días después, cuando tuve el movimiento para avisarlo a usted, reconocí en mi unos deseos , que para expli– carme a mi satisfacción y decir que no eran sensibles, los llamo metafísicos, pero vehementísimos, de pro– porci onarme para aquel fin, con humildad, celo, cari– dad, amor de Dios, oración y práctica perfecta de las virtudes: todo se lo aviso a usted para que me ense– ñe la voluntad de Dios , que venero y sigo en la de usted. La Misión sigue desde el segundo día en la pla– za, siendo la predicación amorosa y no escasa, aun– que no falta la interior amargura, sobresalto y mie– do: a nada atiendo, si no a ver cómo puedo observar lo que usted me tiene enseñado. Los actos de contri– ción son eficaces, tiernisimos y abundantes. ¡Bendi– to el Seii or por todo! Del fruto poco puedo decir, porque van sólo cinco días; bien que son sin número los que concurren de la comarca, aun de las gentes más distingaidas y casi todos los Sres. Priores y curas de los pueblos vecinos a oir la Misión. Esta se ha limitado al corto término de quince días , por las fortísimas instancias de la ciudad de Andújar y villa de Martos, para que pasemos a pre-

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