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-187- efectos, que usted puede considerar. Dimos orden para que aquella noche nadie entrase a \'ernos, ni consultarnos etc. De esto resultó conmoverse el pueblo de modo que algunos a voces decían sus culpas y pedían con– fesión; se hicieron desde aquella noche por 10das las restantes muchas procesiones de penitencia; todos los rosarios; el Clero por comunidad salió a las diez o más de la noche, rezando el Miserere, cantando saetas etc.; la noche siguiente salió a la una la Co– munidad de los RR. PP. Franciscanos Recoletos, y la tercera a las dos la de usted. Los niños hicieron espontáneamente ta suya, subiendo descalcitos al Calvario; y, en fin, fué extraordinario el movimien– to que hubo. Dios sea bendito. El día siguiente al referido añadí nu me iría de Estepa, o sin ver la conversión de los tales, o sin el miedo de que verían alguna desgracia. No sé si se acabaron las dis– cordias. Desde entonces se acrecentó el concurso de en– fermos, ciegos, baldados y de todo género de males, que venían de todos los lugares del estado a buscar su salud en los Evangelios, cédulas, cruces etc. que con ansia y tropel pedían. No sé si el Señor usó de su misericordia con aquellos pobrecitos que me compa– decían mucho. Se dieron los ejercicios al Clero, y se predicaron seis pláticas, las que hice de rodillas, porque hubo la proporción de ser en la Escuela de Cristo: parece fueron con algún fruto. Concluí la Misión el domingo de Ramos, prometiendo al pueblo tomaba sobre mí el castigo que ellos mere– cían etc. El señor Vicario se manifestó complacidi– simo, y pude lograr me permitiese salir para esta el lunes santo de madrugada, como así fué, acompa– ñándome su Señoría con el Sr. Corregidor y el señor Provisor hasta media legua de distancia.
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