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- 185 -- Efectivamente, pidió audiencia al Capitán Gene– ral, le expuso su petición, trató con él varias cosas, que O'Relly quería consultarle, y al despedirle, le dijo: - «P. Cádiz, está usted servido, y en prueba de ello diga usted a ese oficial que ha visto romper la orden de su arresto . » Y, tornando un papel del despacho, lo rompió . Dióle el Beato las gracias; mas por otro conduc– t o averiguó O'Relly el motivo de tanta solicitud , y, admirado y edificado de su noble generosidad, man– dó llamar al oficial, le reprendió ásperamente ante los jefes, y le obligó a que fuera con otros oficiales a pedir perdón al Beato y a darle las gracias. Al acabar la Misión a la ciudad, predicó separa– damente a los militares. Fué tal el conocimiento que demostró de la milicia y de las Ordenanzas, que, asombrados todos, confesaron por boca de O'Relly, que estaban confundidos los mismos hombres enca– necidos en la milicia. Misión de Estepa. -Desde el Puerto de Santa María volvió otra vez a S evilla, y tal vez porque contó verbalmente a su Director los frutos de esta Misión, no nos ha quedado otro relato. En esta ciu– dad permaneció casi todo el mes de febrero, y, awmpañado del P. Eusebio, salió para dar una Mi– sión a Estepa, la cual describe del modo siguiente: «El día 4 del que acaba ll egamos a Estepa, y el si– guiente dimos principio a la Misión, y desde luego se dispuso en la plaza, para facilitar al concurso que oyese. S eguí sin novedad especial o cosa notable toda aquella semana , y, a instancia o por consejo de mi compañero y otros sacerdotes, dispuse predicar et sermón del perdón de enemigos el domingo de Pa– sión; y, no ob-,tante ser tan a los princip ios, como que era el octavo de .la Misión, resultó de algún fru-

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