BCCCAP000000000000000000000177

-179- ¿Cómo estaba el espíritu del Beato para esa em– presa? Sigamos oyendo al Padre González: «Me alegro de que esas apostólicas tareas no cansen (la salud) tuya; y estoy muy cierto que ellas son y se– rán tu medicina y fortaleza, porque el que te pone en ellas, te hará más vigoroso, cuando más por su glo– ria te afanes. Suyo es ese copioso fruto cogido en ese campo, que has beneficiado y sembrado a costa ajena, y ¿no q 1 1ieres el acostumbrado jornal de los que trabajan como tú? Quisieras verte muy sensible– mente fervoroso, ardiente, reconocido, ilustrado a tu modo, y que, como otras veces. subieras y bajaras del púlpito, conociendo que habías llenado tu minis– terio, produciendo con afluencia, oportunidad, efica– cia y propia moción las doctrinas. Quisieras tener la satisfacción de haberte derretido con el divino Cruci– fijo en los tiernos soliloquios, afectos, súplicas y de– seos, que hacen el epílogo de tus sermones. Quisieras arrojarte a sus pies en los ratos de oración, y a ellos fijo tu pensamiento , quieto tu interior y lleno de hu– milde agradecimiento, volverle atento cuan to de su bendita mano recibes. Quisieras que, consumida en pura llama de la santa castidad, no viviera la carne ni tuvieras en tus miembros la ley del pecado, que tan– to contradice a la del espíritu. En una palabra, qui– sieras gobernar a Dios. ¡Fr. Diego! ¡Fr. Diego, ruin hijo! ¿Es esto lo que quiere Dios,· y, en su lugar, te manda, reco– mienda y de corazón desea tu P. González? ¿Es esto dej':!rte enteramente a Dios, muerto en todo a tí? impiedad, seguida de lá declaración del dogma de la Inmaculada . En d fondo estaba en lo cierto; mas los hechos posteriores le hicieron rectificar y entrever otro proceso más lento, en el que alternarían las grandes misericordias de Dios con los más espantosos rnstigos. -El Director Perfecto. Carta de12 de noviembre de 1779

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz