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- 172 - Pues si esto no lo podemos negar ni ttí ni yo, por– que, aunque seamos lo que somos, Dios es el que es, ahora que, obedeciendo, me has instruido en tu ante– cedede conducta, puedo asegurarte, que ella me ha dado luz tan penetrativa del fondo de tu corazón, de las dignaciones del Señor, del fin a que te ordena, de los medios que a él te conducirán, si ttí no los. extravías, que puedo asegurarte, por lo que he visto en tu relación, si no circunstanci ados, en globo, los. rarísimos acontecimien tos que te esperan, alternando· el que los quiera y los permita, los abatim ientos más viles con las exaltaciones más glorio~as, las perse– cuciones más violentas con los vencimientos más po– derosos . Veo que el mundo y el infi erno, por conservar entronizado el libertinaje o ilustración del siglo, te harán una con tradicción tan fuerte, como verás, sin que otro que Di os se ponga a tu lado para sostener l a verdad que anuncias; pero no la podrán al fin re– sistir ni las pe,testades de la ti erra; y, rendidas estas a la verdad , perseguida y despreciada hoy por los que rodean sus tronos, serán sus defensores, arro– jando de sí a los seductores. No viviré entonces, pe– ro viva en tí desde ahora la firmísima esperanza que prevalecerás, con gloria d~ Di os y honor tuyo y de t u Religión, de lo mucho que padecerás o te harán padecer los autores del error y falsísima ilustración. Para estas tareas no estás todavía aguerrido, te falta mucho, porque apenas oyes que hay contradic– ciones, que te notan doctrinas etc. t e amil anas, te turbas, pregun tas, inquieres, y, lleno t odavía de tí, te olvidas que debes transformarte en Jesucristo. Cuando lo estés, que serás como quien t e ha trans– formado, será ello. Quiero deci r que, cuando, como se te ha inspirado, viva y obre Jesucristo en Fray Di ego , que será cuando crucificado con Jesucristo y dejado enteramente a la voluntad de su Padre D ios,

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