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-167 - su intento, que es no faltar en un ápice a lo que el Se- · ñor quiere de mí. De aquí es que, cuando oigo o pien– so que en mis tareas censuran algo, se quejan. me delatan etc., t oda mi angL1stia es : Yo he faltado a lo que Dios quiere de mi: estos lo conocen, y y o no. Si temo, como miserable, la desgracia de los poderosos, me parece que sin mucho trabajo se des– vanece; mas en llegando a esto de haber faltado en un átomo a la voluntad de Dios y a lo que quiere de mí, no cabe consuelo en mi corazón . No me turbo ni me inquieto, pero sí me es una congoja tan interior y profunda, que, si no me engaño, es ella la que debi– lita mis fuerzas más que las tareas corporales . T oda mi .ansia es llenar lo que Dios ha dispuesto de mí, y, en una palabra, Padre de mi corazón y de mi alma, ser en esto una perfecta semejanza de mi Señor Je– sucristo porque así lo sería en todo. i Ah si llegara este día tan deseado de mi alma! Sólo con esto me parece sosegaría mi corazón. Deseo un interior, fa– miliar y altísimo trato con Dios, seco, amargo y le– jos de toda sensibilidad; quisiera hacer asombrosos prodigios en el mundo; quisiera pasar las noches en oración sin necesitar de dormir; quisiera que a cuan– t os mirase y hablase se convirtiesen, y quisiera ¿qué :;e yo qué? Pues nada, nada, nada llena mi corazón, y creo que uno de los mayores quebrantos que pade– cieron los santos fué esta insaciabilidad de sus cora-· zones en lo que deseaban obra r por Dios . En medio de esto, si me hiciesen esconder en un. rincón, viviría gustosísimo, porque me parece que nada quiero fuera de lo dicho. Me desconsuela no, poco el poquísimo t iempo que teng0, aún ahora, para– la oración . Esta es no sé cómo, árida por lo comtín,. pero creo no le falta la devoción sustancial y el mi– rar a Dios en todo o el deseo de agradarle . » (1 ). (1) Director Perfecto. Car ta del 16 de julio de 1779;

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