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- ]!52- no podía andar un paso, y, después de varios Evan– gelios, que en una noche y en la mañana siguiente le dije, fué Dios servido que anduviese por sí sola y se mantuviese en pie la:·go rato. Esto lo vi, mas no hice caso, ni se aiborotaron las gentes. Dios sea ala– bado portodo. )) Misión de Guadix.- «Llegué a Guadix el 12. Ya el Ilmo. me esperaba en el convento de los Reveren– dos Padres Agustinos Calzados; bajó hasta la esca– calera, y me reci bió co11 demostraciones de singular devoción y afecto. Empecé la tarea el día 13, y la sigo, como usted me previene, afectuosa, dulce y eficaz; los afectos de contrición son ardientes y tier– nos para el pueblo, que se deshace en lágrimas , es– pecialmente los eclesiásti cos, y, sobre todo, el Ilus– trísimo. La predicación es en la plaza por el nume– roso concurso de las vecinas poblaciones . Su Ilma . no me quiere dar licencia para confesar, y así tengo algún tiempo para responder a varias cartas atrasa– das, para cuyo expediente reconozco una no peque– ña facilidad. ¡Bendito D ios! Conozco (y así lo agra– dezco) lo debo todo a la dirección y leyes que usted me da. Este Ilmo. es monje jerónimo, de vida inculpa– ble y grande~amigo de Dios : lo infiero de su profun– dísima humildad, que no admite ponderación, de su pobreza, de su ca ridad y de una ternura de corazón tal, que de cualquiera cosa devota llora sin término . L e debo mucha caridad y particular satisfacción: quiere comunicarme su interior y sus intentos de re– tirarse, y que en todo hará lo que le diga este igno– rantísimo sacerdote. Sólo su aspecto edifica; viste con el mayor rigor su hübito, sin otro distintivo que el cuello, vueltas de la capa, el pectorr.l , el anillo y el forro~del sombrero . Quería ir conmigo a Baza a pie, por va rios disturbios que allí hay; mas estoy en

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