BCCCAP000000000000000000000177

-]51- de los libros modernos, y que para conocer su de– bilidad sobraba con ver las restri cciones que se le habían puesto al S anto Tribunal de la Inquisición , y el impedir la entrada en el reino de los libros impug– nadores, recogiendo los patricios de igual carácter, todo apoyado por mí con oportunas sentencias del S anto Evangelio y del S anto Doctor,yconcluí exhor– tando a la Universidad i:t batallar varonilmente contra el siglo, con la expresión de S . Agustín en las lec– ciones del común de Doctores: Si vos per quos con– diendi sunt. etc., y finalicé con el animam autem non possunt occidere. Me parece que quedaron to– dos gustosos, porque el audi torio, sobre ser numero– sísimo, fué de los más lucidos que pueden verse, por– que fu é todo de gente escogida e instruida . Esto es, Padre de mi alma, lo sucedido: yo ofrezco a usted estos tres grados que me han conferido de Maestro en Filosofía y Doctor en T eo logía y Cánones. Sus ra– zones de usted me alentaron y sirvieron de mucho, aunque llegaron ayer, CL1ando ya todo había pasado . No puedo más por la prisa. Mañana por la mañana predico al Acuerdo o Can– cillería, a la tarde es la Penitencia, el domingo la despedida y el lunes salgo para Guadix. » (1) Completemos la relación con un fragmento de la carta desde Guadix : «Ya salí de Granada, donde no– ha faltado qué ofrecer a Dios, ya por el material quebranto, causado de los locos y extremados aplau– sos de las gentes de todas clases, y ya por alguna desazoncilla de resul tas de la predicación. Los aplau– sos han sido desmedidos. Se dijo lo de la paloma, que la vió una pobrecita de un lugarcito de la vega; corrió la voz de un pobrecillo baldado o cojo, que dicen tiró las muletas y echó a 1::ndar con un Evan- (1) Di rector Perfecto. Carta del 7 de mayo de 1779

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz