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- 142- t a entre ellos: Aplastemos al infame. El in/ame era, según estos impíos, Ntro . Señor Jesucristo. El procedimiento consistía en separar a los Obispos del Papa por medio del/ ebronianismo, y someterlos a la autoridad real. Al mismo t iempo que se editaban poco menos que oficia lmente los libros febronianos, se dejaban circular las ediciones de los enciclopedis– t as franceses, se prohibían o no se dejaban entra r sus impugnaciones, se coartaba el poder del Tribuna l de la Inquisición, reduciendo su jurisdicción sob re materias y determinadas personas, y se in iciaba con las múltiples leyes sob re bienes eclesiásti cos, y con la «Regalía de la Amortización »de Campomanes, el inmenso latrocinio, que se consumó más tarde y se ll amó desamortización. Toda esta trama diabólica se fué desarrollando, no a las claras, sino con una hipocresía repugnan te, que después ha expuesto a la reprobación universal la publicación de la correspondencia secreta de los min istros regalistas de Carlos m. La draconiana ex– pulsión de los J esuitas; el Regium Exequatur; la pu– blicación del «Juicio Imparcia l» de Campomanes con– tra el Monitorio de Parma,· la cesación de los Con– cilios Provinci ales; la supresión de los Colegios Mayores y de la autonomía universitaria ; la prohibi – ción de los edictos inquisitoriales y el destierro del Inquisidor General ; el proceso del Obispo de Cuenca y otros actos de tiranía, que fuera interminable rela– tar, eran otros tantos eslabones de la cadena que esclavizaba y humillaba a la Iglesia Española. ¡Cual– quiera, ante el omnipotente poder de los ministros de Carlos III, se atrevía a proferir una sola palabra, quejándose o poniendo siquiera en duda las buenas in– tenci ones de tan perversos sectarios! Cuando se tra– taba inicuamente al Papa, como lo trató Floridablan– ca, y se escribía con la saña de Campomanes, y se

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