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-140- los has de castigar? ¿No estoy yo aquí que soy el deudor? ¿Dónde quieres que vayamos? ¡No, no los castigues! ¡Si son criaturas! etc. , etc. Aquí sentía unos afectos de caridad para con los prójimos, que todos los proponía al Señor, el que fué servido que en aquel ser se quedase la tormenta, y no se oyeran más truenos en la noche: no lo atribuyo a mi oración porque sería disparate. Antes de esto, y al principio de la tormenta, se me puso en el pensamiento que, si yo fuera como mi Padre S. Francisco, le sujeta– ría a Dios los brazos para que no castigase al pue– blo, y en esto conocía no poca devoción interior.» (1) (1) Director Perfecto. Carta del 6 de abril de 1779.

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