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-13S- -Señores, ese capuchino es mucha cosa. Mála· ga debe vivirle muy reconocida. Sus respetos han sostenido mi autoridad. (1) Tan ruidosa fué la Misión de Málaga, que los ru– mores, unos ciertos y otros inverosímiles , alarmaron al P. González, que escribió al Beato mandándole: 1. 0 Que aunque escriba una resma, se lo diga todo , sin temor a cansarlo. 2. 0 Que le escriba una vez por lo menos al mes, dándole noticias de sus traba– jos. 3. 0 Que no le ocu lte nada de lo que el Señor haga en él o por él. Le dice los rumores que circulan de milagros, lo de la priloma, y le da reglas atinadí– simas para la predicación, acabando con estas pala• bras: «Tranquiliza ese apocado corazón, que, au n– que te dejo prevenido el uso que debes hacer de las inspiraciones, tengo considerados los raros genera– les efectos de las dos que me hablas, que fueron de Dios en la firmeza con que determinaste el númerc, sea como es; porque, si hubiera sido por el cómputo que haces, hubieras dicho casi veinte y dos mil, cer– co de veinte y dos mil, pocos más o menos , y por las consecuencias del furor, espíritu y resol ución con que obraste, no fuiste tú, fué otro el que habló en tí. Lo mismo digo de haberte cargado con los peca– dos del auditorio. Fué arrojo; pero el que conoce tu intención te dará hombros y llevará contigo la carga. Hecho está a llevar la tuya y la mía, que quizá pe· sará más que la de todos los pecados de Málaga; y si tú por ministro suyo y a gloria suya los tomaste, quien quiso ser fiador de los del mundo y los pagó, pagará tu deuda, pues le sobra con qué. Obra en es– to en lo sucesivo con reflexión; pero, si aun a vec ES te falta, alienta tu caridad, y carga cuanto te car– guen, que quien te carga dará hombros y premios. (2) (1) P. Luis A. de Sevilla, pág. 522. (2) Director Perfecto . Carta del 6 de abril de lí79.

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