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-131- y dile a ese pícaro amor propio que se vaya enhora– mala; que sus inspiraciones cuestan, por lo regular, y con mucha justicia, los malos ratos de una concu– piscencia rabiosa! ¡Hijo de mi alma, ten resolución, aviva la fe, déjate a Dios, y a sus pies frecuente– mente hallarás el remedio de todo, todo! > (.1) Los últimos sucesos de este año fueron el ser– món de la Purísima Concepción en Málaga, del que habla en este último párrafo el P. González, que fué todo sobrenatural e infuso; la Novena de Animas en Vélez, con el alboroto de todos los pueblos, trayen– do enfermos, ciegos y tullidos para que los curase, y la estancia en Ronda, donde acabó también con las comedias. Dos milagros, entre otros, obró en este tiempo. Una señora de Sevilla tenía enfermo el pe– cho y no podía criar a su hijo: «Al fin, compadre, le escribió, usted interésese con Dios para que me pon– ga buena. Usted lo ha de hacer todo, porque a mí me falta la fe para pedir a Otos mi salud, y así mán– dele a la enfermedad que me deje y se vaya ... >> A esta carta respondió el Varón de Dios, con fe cha 27 de noviembre de 1778, diciendo: «Recibí la de usted -:- que me deja compadecido con su penoso padecer. No es asunlo de sermón lo que me pide, aunque lo me– rezca, pero si lo es de buscar mejor padrino, como en efecto lo he buscado en Nuestra S eño ra de la Paz ... mas si en mi mandato , porque su fe de usted, y obediencia consiste sea la que requiera el caso y piden sus expresiones generosas, yo le mando, en cuanto me sea permitido, se ponga usted buená. Cui– dado que no es mandato de carta o de cumplimiento, y sí de corazón y de verdad. Si el efecto no corres– ponde ... voy a decir, quéjese usted de si misma, o (]) El Director Perfecto. Carta de enero de 1779.

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