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- 130 - - ¿Cuándo tendré el gusto de tener un hijo hombre? Todavía hablas y obras como nifio. ¿Cuándo eva– cuarás la niñez? Cuando seas de una robusta fe, de una ciega resolución con la luz de quien te dirija; cuando, dejado todo al Todo, te olvides de la nada; cuando sin perder de vista al fin del ministerio, aban !ones por él la honra y vida del ministro; cuan– do mueras tü y viva en ti Cristo; entonces, varón verd~deramente apostólico, vivirás todo para lo que implica esta grande cualidad: Varón apostólico. ¿Cómo han vivido los que lo fueron? lbanf Apos– foli gaudenfes etc. Usaban, llenos de fe, toda su potestad, sin respeto humano la ejecutaban sobre los demonios y las enfermedades; y, escondidos en el profundo de su nada, confesaban que ni un solo pen– samiento bueno podían concebir ; que eran insuficien– tes para todo; pero que todo lo podían, so~tenidos y confortados con la gracia y caridad que se prometían del que les había enviado a combatir los errores y los vicios. Para que destruyas los del libertinaje que domi– na, se propaga y va inundando prácticamente el rei– no más católico, pero más fácil por su índole de se– ducir, te ha sacado Dios del claustro y ha ilumim,do tus espesas tinieblas. Mira ahora cuál debe ser tu correspondencia. Tiemblas, si miras tu improporción; pero, considerando que ella misma te proporciona más para ser el débil instrumento de que usa la Om– nipotencia, cuando quiere hacer más visibles las que son obras suyas, déjate manejar, que el instrumento ni tiene ni debe tener otro impulso que el que le im– prime quien lo maneja. Manejado de un Dios aman– tísimo, de la que había de ser Madre de su Unigéni – to . dijiste lo que llenó la expectación del concurso. ¿Fué algo tuyo? ¿Pues qué simpleza no es engreirse por lo que es cargo que se te hará? ¡No seas tonto,
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