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- 108- consuelos ni afectos dulces, mas sí alg1ma facilidad para que la memoria esté ocupada , el entendimiento• convencido y la vc,luntad deseos a. Quisiera no ha– llarme tan endeble de fuerzas, y el que el sueño no me fuese necesario para gastar las noches en este santo ejercicio. Mas me sujeto a esta pensión, por– que el Sefior, en castigo de habe r perdido tanto tiempo, me ata ahora con la endeblez de cabeza, que parece no le basta poco sueño. Este es ahora de cinco horas escasas, porque las distribuci ones no permiten más, aunque veo me hace falta . Asisto en San Fel ipe Neri, con el Sr. D. Pedro Cabrera, Deán que fu é y canónigo en el día de esta Santa Iglesia, y me es inevitabl e arreglarme a su método, porque nos ti ene a su mesa . El fruto de la Mi sión es extraordinario, pues en las ocho pláticas que van se advie rte ser muy co– pi oso . Los ap lausos infundados de las gentes quiere el S eiior que estén aqu í muy moderados por el pre– sen te; mas el rendimiento a la doct rin a es singularí– simo . Baste deci r que desde que toqué al punto de las comedias se acabaron del todo, se ha cerrado la casa y han salido de Córdoba los cómicos, deján– dola li bre de su ponzolia . El Sr . Obispo ha asistido todas las tardes de plú– ti ca en el púlp ito, y esta tarde pasó la Misión de la Catedral al conven to de los RR. PP. Dominicos, y su lima . , asistido de muchos Sres. Canónigos y prebendados, llevó en sus manos el santo Cristo de la Estación, con la edificación que usted puede consi– derar . Ha concedido todas sus facultades, lo mismo que se concedieron en esa ciudad . Dé usted a Dios por mí las g racias, y no cese de pedirle por mi re– medio, pues me amarga mucho ver que tantos se convierten y yo no acabo de rendirme . Yo, después de D ios y su Santísima Madre, tengo mis espe ran-

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