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-106- •dice que no puede negarse a los sujetos que claman; y así últimamente resuelve que, en ll egando el .mes de mayo, me vuelva a Málaga y permanezca en mi retiro cuatro o cinco meses para reparar las quiebras ,de lo que he gastado en las Misiones . » (1) ¡Qué documentos estos los de los dos santos! No se sabe qué admirar más, si la humildad profunda del Beato Diego y s u horror a toda prelacía- por cons– tarle que no era llamado por Dios para ellas-o la santa energía del anciano Maestro para hacerle co– nocer la voluntad de Dios y la total indiferencia que debía tener en sus manos divinas. Más tarde vere– mos cómo pensaba nuestro Beato en esta materia. Por ahora sólo consignaremos que a él le ocurrió un caso parecido con el célebre P. Mariano de Sevilla. En los concursos a las cátedras, negábase éste a aceptarlas por humildad; lo conoció el Beato, se fué a su celda, examinó sus escritos, y con g ran energía le dijo que no era hijo de San Francisco, pues rehu– saba la obediencia. El P. 1\1.ariano se echó a sus pies llorando, y le prometió obedecer ciegamente . Des– pués fué Lector, Guardián de Cádiz y Provincial, y una de las g lorias más grandes de la Orden Capuchina en la Guerra dela Independencia, pues a él debió Espa– ña el que pudiera ganarse la batalla de Bailén. (2). Permaneció en Málaga el Beato hasta septiembre ~n que fu é a predicar una novena en Cabra, después .a Ronda, Carmona, y finalmente a Sevilla, donde tuvo una entrevista con su Director ; y en estos t ra– bajos y en la oración y el retiro pasó el resto del año 1777. (1) El Director Perfecto, Carta del 19 de agosto .de 1777. (2) Los Capuchinos de Andalucía y la Guerra de la Jndependencia, por el P. Ambrcsi o de Valencina, pág. 58.

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