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- 76 - s:1s cartas consta, y conservo e:11paque/a fas por años, y se hallarán con esta previa not icia por escri to. Supongo también, cómo f r. Diego tiene en el día treinta y seis años, y yo sententa y medio, esto a 7 de julio de 1778, que comienzo a hacer estas apun– taciones de la vida de fr. Diego, a quien en esta nombraré, con gran confusión mía, como a hijo que ha sido, porque así 10 ha querido Dios y él; y si algo dijere que persuada su santidad y religiusa vidc1, es mi ánimo no prevenir el juicio de 111 Santc1 Iglesia, sino expon er el piadoso, que me ha hecho forma r el íntimo trato y confianza conmigo, como constará al que leyere sus cartas. 1-Iallábase de confesor ordinario de las religiosas - del convento de Santa Isabel, en la ciudad de Ron– d:1, el P. f r. Diego fernández de Alba, de la Ob– servancia de S. Francisco , de la Provincia de Sevi– lla. Era ya en Ronda, y especialmente en su Orden y dicho convento, conocido y conceptuado de reli – gioso de buen espíritu, director prudente y celoso del aprovechamiento de las religiosas que se entre– gaban a su dirección; y como su buena vida y ejem– plo era a todos mani fiesta, las mismas religiosas, que lo amaban, se lo dieron a conocer a nuestro fray Diego, que, conventual entonces en Ubrique, fre– cuentaba, las veces que iba a Ronda, el convento de dichas religiosas, hablando de Dios en las conversa– ciones que con ellas familiarmente tenía . Según colegí de los efectos, nuestro f r. Diego no tenía entonces Director de su alma, sin embargo de los muchos sabios, prudentísimos y justos, que en todos tiempos ha tenido y t iene su ejemplarísima Re– ligión y Provincia. Y conociendo que el P. f ernündez, aunque sin graduación pública en su Religión, era muy instrui– ~o en la ciencia del espíritu y santo temor y amo r de

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