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El amigo santo, Francisco, con semejantes divi– nas instrucciones, aleccionaba a su. caro amigo, Fray León, 1a O v e j u e 1a d e D i o s , y siendo su pr'2- dilecto lo iba asemejando a sí mismo para así ase– mejarlo mejor a Cristo. Al obrar de esta manera cumplía con uno de los más elementales oficios de la verdadera amistad, amistad traída a este mundo por Cristo, a este mundo siempre lleno de egoísmos y perversidad. * * * Llamaron a la puerta de Santa María de los An– geles, sonó la campanilla, acudió solícito el Herma– no Portero y los recibió con amabilidad y dulzura. El buen Hermano les ofreció cuanto les era necesa– rio y cumplió con ellos los deberes de la cristiana cortesía, de la fraternal caridad. El diálogo del Se– ráfico Padre, por esta vez, no se había realizado. Fray León lo había grabado en su corazón puro, sencillo, y luego lo escribió sin perder pormenor al– guno; gracias a su caridad y gracias a su fervoro– sa amistad conservamos en toda su fragancia esta F 1o r e c i 11 a del vergel franciscano, de la a m i s - tad de Francisco. 80