BCCCAP000000000000000000000176

pero siempre se comprendían. La amistad no nece– sita de palabras para comprenderse. Los corazones no se hablan y se entienden; de ellos salen encen– didas flechas que, al clavarse en los corazones ami– gos, nuevo fuego los abrasa. FIDELIDAD AL MANDATO El sa.nto Fray León cumplía con suma diligencia cuanto el Seráfico Padre le ordenaba. La amistad prestábale ánímos y reanimaba sus fuerzas; ,nunca faltó a la cita ni dejó de llevarle el frugal alimento. En ,una amistad tan santa y tan celestial no cabía descuido ni era posible la negligencia. El amor la mantenía lozana, fresca y perfiumada; el abrazo de Cristo mantenía en contacto continuo a los dos ami– gos. ¿Dejó, por eso, de ser humanamente delicada y comprensiva la encantadora amistad de Francisco y Fray León? Los resplandores divinos y la gracia del Corazón de Cristo prestábale nueva luz, nuevos resplandores y una dulzura que no todos los amigos pueden comprender. Pasó y repasó miles de veces el frágil puente col– gado sobre el abismo y nunca pensó en caerse; el Maestro hubiera venido en su ayuda con algún mi– lagro; el Altísimo, se diría, haber puesto en sus ma– nos el dominio de la naturaleza. Al pasar por el madero, en puente convertido por el esfuerzo de los Hermanos, jamás miró al abismo, siempre levantó sus ojos al cielo, la caridad de Cristo sostenía el equilibrio. 48

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz