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privar al amigo de las dulzuras que el trato con Dios proporcio,na al alma de su querido amigo. Por eso Francisco no le señala tiempo, déjalo a su discre– ción. Se conocían bien los dos amigos. El Seráfico Patriarca, antes de retirarse a su cel– dilla, dio el ósculo de paz a sus hijitos y su paternal bendición. SOLICITUD DE AMIGO FIEL Francisco entra en oración; su alma pura, trans– formada por el amor en un serafín, vive en Dios y en Dios se adentra. Aquellas horas íntimas, de tanta intensidad, debilitan las fuerzas del j u m e n t i 11 o e u e r p o . Pero no desfallecerá. La amistad vela, busca el momento oportuno, se acerca con el men– drugo del pan y el jarro de barro con agua crista– lina. Fray León cuida del querido Maestro. jHennano Francisco! aquí estoy. La Ovejita de Dios te llama y en nombre de la D a m a P o b r e - z a te ofrece el alimento que necesitas. Tu Ovejita de Dios te espera. El Pobrecillo no se hacía el sordo a las voces de la amistad que en nombre de su Dama Pobre - za lo llamaba. Salía de su celdilla, se acercaba ·a Fray León y sentados en la m a d r e t i e r r a pro– baba, nada más probaba, lo que el amigo le traía. Los dos amigos conversaban con santa emulación de las cosas de Dios, de las cosas del cielo. Sus co– razones eran ascuas encendidas. Terminada la santa conversación, el Santo se dirigía a su celda, en ella le aguardaba el A m a d o , no se había marchado. 40

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