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LA ALEGRÍA NO QUITA VIRTUD Un corazón que se expansiona, que se abre a las caricias de la sana alegría, se halla dispuesto a re– cibir las s.uaves invitaciones del A m a d o , el cual, con su presencia, siempre engendra dulzura en el alma. La virtud, hija de Dios y que a Dios nos lleva y que será recompensada con la posesión del mismo Dios, ni es ni debe ser triste, melancólica ni taci– turna. Dios es alegría porque es amor; Dios es ale– gría porque es santidad; Dios es alegría porque es la misma felicidad. Los santos, corazones enamorados de Dios con todas las finezas del amor, suelen ser los caracteres más abiertos, más comunicativos, más alegres. Si en algunos casos nos perjudica la alegría, nos perjudica la diversión honesta, se convierte en pe– ligro para nosotros, es debido a nuestra malicia, por– que nosotros ensuciamos la fuentecilla y el regato que de ella corre, porque nos embriagamos y seme– jante embriaguez nos priva de la razón. La flor de la belladona es muy hermosa y dulce, pero en sumo grado venenosa. Terminada la fiesta caballeresca y declarado ven– cedor el caballero, el joven galán aoudió a la cita; Francisco y él conversaron a su placer de las cosas divinas. Cerquita estaba el amigo predilecto, la Ove– juela de Dios. La Ovejita de Dios pacía alegremente en los prados amenísimos del A m a do D i v i n o 29
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