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BODAS DIVINAS. - LA FUGA MISTERIO– SA. - EL POSTIGO SE ABRE MIENTRAS LA NOCHE ADORMECE A LA CIUDAD DE ASÍS En la mans10n señorial de los Favorone reina profundo silencio; todos descansan, hasta los siete caballeros encargados de la custodia de las jóvenes doncellas Beatriz e Inés. En la ciudad no se escu– cha el menor ruido, ni ladra el mastín, ni el vigía nocturno lanza su grito de alerta. Noche estrellada, casi tibia. ¡Cielo de Italia! ¡Temperatura de h Umbría! Dos personas, como dos fantasmas, atraviesan los corredores, bajan quedito las escaleras para no ser notadas ni sorprendidas. Con gran cuidado gira la puerta de angosto postigo. Para ello ha sido forzoso remover los troncos y piedras que la resguardaban. Dos mujeres, muy tapadas a fin de no ser conocidas de algún inesperado vecino, salen sigilosamente por ella. Abandonan la ciudad y toman el camino que a Santa María de los Angeles guía. Son Clara Fa– vorn-:1e y su leal servidora. El Angel de la Guarda las dirige misteriosamente. Las puertas de la peque– ñísima capilla se han abierto, en el umbral están. los Hermanos con antorchas encendidas. Francisco preside aquella reunión nocturna, ignorada de 103 154