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FRAY LEÓN Fray León, la Ovejuela de Dios, ¿fue de Asís? No podemos asegurarlo con certeza y sin temor de equivocarnos. Hablando con rigor histórico tampoco podemos afirmar fuese uno de los primeros compañeros del Santo, de sus doce caballeros de la Mesa Redonda. ¿Qué le pudo mover a seguirle? ¿Cuándo? ¿En qué favorable ocasión? No nos lo aclara la historia. Lo más que podemos decir que fue una de aquellas her– mosas y aromáticas flores que nacieron y se abrieron en la Porciúncula al beneficioso influjo de aquella inolvidable primavera franciscana. ¿Era sacerdote cuando se alistó entre los discípu– los de Francisco? No nos atrevemos a decir que sí. En lo que no cabe duda -todos los Cronistas se hallan acordes en este punto- que Fray León fiue siempre una bendita alma de Dios, pura como la oorriente que brota del manantial que rompe la peña, sencilla como la paloma y fiel como ,un corderillo. Era, para Francisco, el verdadero fraile menor que había ideado. No habrá exageración si afirmamos que la amis– tad delicada, constante, que jamás sufrió quiebras ni enfriamiento, que unió esas dos almas gemelas, esas dos almas enteramente de Dios, Francisco y Fray León, nace tan pronto como se conocieron. Ser ad– mitido en la reciente Hermandad de Asís y nacer en ellos una corriente de simpatía y amistad fue 13

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