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SOLICITUD AMISTOSA DE FRANCISCO EN FAVOR DE CLARA En el entretanto, Francisco preparaba el nidito de amor divino que calentaría Clara durante su vida, el monasterio que siempre habría de habitar y del cual volaría al cielo. Francisco había reconstruido con grandes afanes la iglesita de San Damián; a la sombra de esta capillita levantó humilde mot11asterio y allí la colocó definitivamente. En este humilde y reducido conventico de San Damián, protegido y beneficiado por la sombra de Santa María de los Angeles nació la Orden maravillosa de 1 a s D u e - ñ a s P o b r e s que serían la admiración de aquella sociedad. De aquel conventillo, como de un il1ido de amor divino, saldrían multitud de hijas de Clara de Asís a vivir pobremente y a ser alimentadas por la pobreza de Cristo. Francisco visitaba con frecuencia a la virgen Cla– ra; sostenía con ella santas conversaciones y cola– ciones espirituales. Francisco le hablaba de Cristo, de la santa pobreza y Clara se consideraba feliz y ansiaba amarla con todas sus fuerzas y defenderla sin reparar en dificultades. El corazón y la mente de Clara solamente vivían y se alimentaban de Cristo. Francisco la entusiasmó en el amor de la 164