BCCCAP000000000000000000000176

dad mitad cristiana y mitad pagana, con mucha fe pero con grandes vicios. Tal amistad, del todo sobrenaturalizada, no por eso dejaba de ostentar ciertos caracteres humanos, puesto que entre humanos se desarrollaba. Francisco cuidaba de Clara, pues tal era la voluntad de Cristo, y Clara no se olvidaba de cuánto debía a s u s a n - t o P a d r e e s p i r i t ,u a 1, y en sus dolencias y en sus sufrimientos procuraba mitigar el peso de ta– les amarguras y muy especialmente cuando Fran– cisco fue estigmatizado por el mismo Cristo en la cima del Alvema. :;: Francisco tomó bajo su protección a la virgen Clara, convertida en pobre de Cristo por sus con– sejos, desposada con Cristo, entusiasmada por sus ar– dorosas palabras, separada de los suyos voluntaria– mente atendiendo al llamamiento divino manifesta– do por Francisco, arrojada con cariño filial en las manos de la Providencia divina. Era, pues, muy jus– to que Francisco se comprometiese a ayudarla en todo momento y encargase a sus f r a i 1e s que cui– dasen de ella y para ella y para sus hijas, 1a s D a m a s p o b r e s , pidiesen limosna. A ello le obligaba fuertemente su amistad sellada aquella ,no– che de Domingo de Ramos en la que recibió sus votos. Dina tal amistad jamás fue desmentida. Era de prever la horrible tempestad que en torno a la deci– dida joven levantarían sus parientes tan pronto como al despertar se diesen cuenta de la fuga y de s,u 162

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz