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CLARA FA VORONE, LA AZUCENA FRANCISCANA Si la amistad es la lazada espiritual que une dos corazones para el bien, cuando esta amistad está consagrada por la vida religiosa adquiere una belle– za sorprendente, su perfume es más delicado y hasta cierto punto desconocido, siendo su fuerza de atrac– ción extraordinaril:l. Si la amistad para ser pura y santa y eficaz ha de ser presidida por Cristo ¿dónde mejor y por modo más patente se siente la presencia de Cristo, u.niendo los corazones amigos por el lazo irrompible de su amor, que en la vida religiosa? Dos corazones, para que en la vida religiosa puedan lla– marse, sin peligr,o ni sospecha, amigos, han de estar fundidos en la fragua del Corazón de Cristo. No cabe entre los dos otro ideal que Cristo ni los con– sume otro amor que la caridad de Cristo ni despiden otro perfume que el olor suavísimo de Cristo. Los dos buscan parecerse a Cristo, ser otros Cristos por imitación. Son igualmente ambiciosos y su transfor– madora ambición es Cristo. Cristo presta a esa amis– tad plantada en la soledad del claustro ternezas y delicadezas y condescendencias qu~ los seglares, aun los que hacen profesión de virtud, ni gustan ni sos– pechan. Las espinas de la vida religiosa, que también 145 10

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