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I Poeta y juglar de Cristo R ECONOCIDO es por todos los que de cerca trata– ron a Francisco de Asís y posteriormente por c.uantos han estudiado su historia, que fue uno de los corazones más humanos, delicados y sensibles. En su alma extraordinariamente sentimental adqui– rían melodía suavísima todos los humanos sentimien– tos, y, a su contacto, se convertían en sublimes y cautivadores. Su corazón era a semejanza de un ins– trumento músico de finura mágica, cua.ndo se movía, cantaba su garganta, reían sus labios, sus ojos llora– ban y se encendía su rostro. El amor puro, santo, le rezumaba por todo su ser privilegiado. La natura– leza, al ponerse en contacto con él, parecía adquirir nuevas luces, nuevos encantos, .nueva poesía. Era su– mamente sensible a las voces imperceptibles de las flores, al murmullo del arroyuelo, a los quejidos del viento, a los susurros amorosos de la paloma y de la tórtola. El jilguerillo lo sacaba de sí, le obligaba a cantar con él en fraternal competición. Al final de tan maravilloso concierto, Francisco se rendía y con- 1