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puestos los fundamentos de su Orden, fu.~ la que mejor comprendió la grandeza de su espíritu y lo extraordinario de su desprendimiento. El alma fe– menina intuyó lo divino que el corazón de Francisco encerraba y quedó prendida en las redes brillantísi– mas del mismo ideal amoroso que al siervo de Dios había enamorado y prendido. Caballero de la D a m a P o b r e z a , la rodea de todas las ternezas y caricias amorosas que ,un ilustre y noble caballero puede prodigar a su dama. Se considera tan atraído por la belleza y atractivos de su D a m a que le ofrece su mano y con ella se desposa. El mundo no comprendió toda la grandeza de este idilio amoroso bañado de amor divino. Cristo lo presidió, Cristo lo ratificó, Cristo lo bendijo y con sus santas L l a g a s lo enjoyó; y Cristo finalmente hízolo fecundo con extraordinaria fecundidad. Una joven perteneciente a la más rancia nobleza de Asís oye hablar de las locuras amorosas a lo di– vino de Francisco y a ellas se adhiere desde el pri– mer momento en su corazón. Le escucha hablar de la D a m a P o b r e z a y perdidamente se enamora de ella siendo por su linaje riquísima. Francisco será el galante caballero de la Dama Po b reza , Cla– ra de Asís será en todo tiempo la d a m a d e h o - nor de la misma P .o breza. Y andando el tiem– po con verdadero celo la defenderá delante del Sumo Pontífice y conseguirá sean reconocidos sus derechos a servir f i e 1m e n t e a s u D a m a P o b r e z a a la que prometió fidelidad a la manera de su Padre espiritual, el Siervo de Dios, Francisco. Dejemos para luego hablar de la santa amistad 135

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