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II Nuevas facetas de la amistad franciscana D ELICADA es la hermosísima flor de la amistad cristiana entre pers01Uas del mismo sexo; su misma delicadeza y hermosura exigen ;un trato idea– lista y cortés, todo ello sobrenaturalizado por el amor de Cristo. Entre dos amigos de verdad siem– pre debe hallarse la encantadora figu,ra de Nuestro Señor Jesucristo. Pero todavía es más delicada y pide mayores cuidados la amistad cristiana cuando entre personas de diferente sexo se trata. Su culto no sólo ha de ser cortés, delicado, idealista, sino caballero en el más estricto sentido cristiano. Cualquiera indelica– deza puede trastornar su verdadero fin convirtién– dola en un incentivo poderoso y atrayente al pecado. A manera de un espejo sumamente limpio, con faci– lidad se empaña, pues basta acercamos un poquito demasiado a él para que pierda su brillo y no se distingan en toda su belleza los rasgos de la fiso– nomía. La amistad femenina exige imperiosamente que 129 9