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El fiel amigo que no se apartaba del Padre que– rido, al que veía tan agobiado por los sufrimientos de la enfermedad y por el martirio d e l a s 11 a - g a s , refiere que, cuando se hallaban cerca del ce– nobio de Santa María de los Angeles, ((miró en alto y vio ,una cruz bellísima en la cual estaba la figura del Cmcificado que iba delante de San Francisco; y cuando él se paraba, paraba ella, y cuando andaba él, andaba ella, y era de tanto esplendor aquella cruz que ,no solamente fulguraba en la cara de San Francisco, sino que también iluminaba todo el aire a su derredor y duró hasta que San Francisco entró en Santa María)). Por la venerable puerta del cenobio, testigo de la vida penitente de Francisco, éste penetró acom– pañado del amigo bueno y fiel, la O v e j u e 1 a d e D i o s , Fray León. Los hijos amantes recibieron a su Padre, convertido interior y exteriormente en o t r o C r i s t o , con muestras de júbilo y filial ale– gría. Venía extenuado, casi en prolongada agonía. Francisco era un verdadero mártir del amor y mártir de muy dolorosas enfermedades. La muerte le ron– daba de muy cerca. No llevaría en sus dedos hueso– sos la fatídica guadaña, sino respla.ndeciente llave de oro. 85