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VII LAS RELIGIOSAS MISIONERAS J UNTO al trabajo admirable de los Hermanos, es preciso colocar el no menos admirable de las Misioneras Ter– ciarias Capuchinas de la Sda. Familia. Llegaron las pri– meras a la Misión en el año trágico de 1929. Valientes hasta el heroísmo, han sido sorprendidas más de una vez por bandas de ladrones al asaltar éstas las Estaciones Misionales. Las valientes y fervorosas Misioneras prefe– rían caer en manos de aquellos bárbaros, antes que dejar indefensas a las niñas de la Santa Infancia. En una ocasión llevaron los bandidos su pillaje hasta el punto de tratar de cortarles los dedos de la mano para hacerse con los anillos de su profesión, que no acertaban a sacar. La Divina Providencia las libró de una manera milagrosa. Podemos decir, en general, que los chinos admiran y respetan a las Religiosas. Los mismos ladrones ven en ellas algo sobrenatural que, en su paganismo, no aciertan a comprender; pero que se impone absolutamente a sus· almas, de un gran fondo de nobleza, aunque desgarradas y bárbaras. Actualmente residen las Religiosas en las Estaciones de Peishui y de Sifenchen. Cuidan de la Santa Infancia; atienden a los dispensarios, y proveen a las Estaciones Misionales y capillas de la ropa y ornamentos necesarios. Es indecible el bien que estas Religiosas abnegadas pro– porcionan a las Misiones.