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K A NS U 4Ci Algunos de sus puntos r ezan así: "No podrá figurar se los apu r os económicos que est amos pasando desde que comenzó la guer r a del Pacífico y desde que China decla– ró la guerra al Eje. Desde entonces se nos han cerrado to– das las puertas. . . Hemos t enido que vender los animales de montar; y los Misioneros deben andar distancias enor– mes a pie, lo mismo en buen tiempo que en malo; la ma– yor parte de los Misioneros solamente hacen una comida formal, quiero decir, que solamente comen una vez un po– co abundante; pero ... no prueban la carne; aquí en Pin– gliang, al anochecer no tomamos más que un platito de verdura. . . Las escuelas y catecumenados hemos tenido que cerrar, y despedir a maestros y catequistas ... Esta– mos poniendo en práctica todos los medios de sacar aquí, en Kansu mismo, algún poco de dinero para poder sos– tener esta pobrísima Misión, que parece se acerca a su período agónico. El material que teníamos comprado y reunido para la edificación de la Iglesia, y otros muchos objetos, hemos empezado a vender. A qué tiempos hemos llegado! ... Pobre Misión de Pingliang! ... Para que se forme una idea de nuestras dificultades, le digo que el "tu" de trigo, que antes solía oscilar entre uno y dos dó– lares, ahora cuesta de sesenta a setenta; y así todo lo demás ... " Todo lo que precede está firmado por ·el Rdo. Pre– fecto Apostólico, que siempre se ha distinguido por su optimismo ... * * * Aquí tienes, hermano lector, el triste r etrato de una Misión que crecía y florecía de una manera admirable, en gloria de la Iglesia, a pesar de sus escasos recursos. Hoy está paralizada y . . . casi muer ta a golpes de adver– sidad ...
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