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XIV LA GUERRA MUNDIAL e OMPLETANDO, finalmente, la cadena de contratiempos, se presenta luego la guerra mundial con los sucesivos jalones negros de su desarrollo: a) Intervención de Italia, que frustró una expedición de Misioneros, que venía a sustituir a los caídos. b) La ofensiva contra Rusia, que interrumpió la co– municación transiberiana, por donde nos comuni– cábamos con el extranjero bastante rápidamente. e) La guerra del Pacífico, con la ocupación de Hong– kong y Filipinas, de donde esperábamos alguna ayuda. Si las consecuencias de la guerra mundial son terri– bles en todas las Misiones, lo son de una manera especial en la Misión del Kansu. Casi todas las Misiones (rara es la que no tiene), tienen algún capital, mayor o menor, en algún Banco de Shanghai, Peking o Tienchin; la Pre– fectura Apostólica de Pingliang vive al día, con lo que mandan de Roma y de España. Como ahora se han cerra– do esas fuentes, y no hay otra a donde acudir, la situa– ción de los Misioneros es alarmante. Una carta llegada del Kansu, hace unos meses, por no sé qué medios misteriosos, acuchillada por no sé cuán– tas censuras, acribillada por cuños y matasellos nos dice algo del penar de los Misioneros del Kansu.
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