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K A .V S l' ::;3 roto de asaltos y saqueos d~ las bandas de ladrones, el duro aprendizaj e de la carrera sacerdotal en las Misio– nes. Luego veremos hasta qué punto inverosímil alcanzó la fuerza de voluntad de estos niños, heroica primicia de nuestro Seminario. Parece que Dios se complacía en probar a la nueva Misión. Entregado de lleno a sus labores, solo, muy distante del Misionero más cercano, en febrero de 1931, falleció repentinamente el R. P. Simón de Bilbao. El hambre y sus sacrificios por los miserables y desgraciados fueron sus verdugos. Los mismos paganos testimoniaron públi– camente en el funeral, el sentimiento que la pérdida del Padre les causaba; pues, decían, era Padre para todos, sin distinción de religiones. No pensaba más que en ha– cer bien a todos, sin distinción de religiones. No pensaba más que en hacer bien a todos. En su mesa de estudio se halló un extenso fichero y notables esbozos de trabajos sobre filología china, que pre– paraba en su horas libres o robadas al sueño. Así transcurrieron, heroicos y fecundos, entre prue– bas amargas, los dos primeros años de vida de la Pre– fectura Apostólica de Pinliang.
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