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IX PRIMEROS COMBATES Y PRIMERAS PRUEBAS Y A en la aurora de la Prefectura, quiso la Divina Pro– videncia visitarnos con una pruebecita. El 10 de mayo fallecía en Pingliang el R. P. Fulgen– cio de Bargota, uno de los primeros valores morales e intelectuales de la Misión. La vista de tanto dolor, y las privaciones que por atenuarlo se imponía le rindieron en su plenitud, cuan– do más alto marcaban sus sueños de grandeza para la Misión. Pero, a pesar de lo difícil de la situación y de la primera prueba, comenzamos los Misioneros a organizar la nueva Prefectura con el mayor entusiasmo. Durante el primer año, invadido por una hambre aterradora, ape– nas se hizo otro trabajo que el de captarse simpatías por medio de las obras de caridad. Cuando en el otoño del 1930, cesó en parte, la cares– tía, organizamos los catecumenados y las escuelas, y em– prendimos una activa campaña de propaganda por los campos. Al mismo tiempo, el Rmo. Prefecto Apostólico echa– ba los cimientos del futuro Seminario. En Yituchen, un grupo escogido de niños cristianos hacía, entre el albo-