BCCCAP000000000000000000000171

14 P. GULI N A Familias hay que liquidan gustosas toda su fortuna en las honras fúnebres. Creen que todo lo que en su ho– nor se emplee, aprovecha al muerto o le sirve de con– suelo en el terrible camino que habrá de recorrer ante los espíritus jueces. Un hijo que a la muerte de su padre no se sacrificara por él hasta el límite de sus posibili– dades, será mirado como un hombre degenerado. * * * El Islam cuenta también en el Kansu con fuertes nú– cleos de fervorosos creyentes. Contrasta vivamente la uni– dad social y de creencia de los mahometanos con la uni– versal confusión de los chinos. Estos desprecian profun– damente a los musulmanes -oriundos del Turquestán- • extranjeros para el chino. Los musulmanes, por su parte, corresponden al desprecio con el odio. En la revolución mahometana de 1865-1876 se cometieron en el Kansu atroces crueldades por ambas partes; perdieron los ma– hometanos y fueron acuchillados sin piedad. Desde en– tonces los musulmanes, muy mermados, viven en las afue– ras de las ciudades; pero la persecución les ha unido en fuerte comunión de carácter religioso. Tienen sus mez– quitas, servidas por ajunes o sacerdotes; en el culto em– plean el árabe, aunque lo entienden muy pocos. No se ha conseguido en el Kansu hasta ahora una sola conversión entre los hijos del Profeta. * * * Los Protestantes han tratado también de establecerse en el Kansu. En un principio se presentaron temibles con gran lujo de -medios económicos y excelente organización.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz