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KA N SU 13 no, aunque sea pobre, puede siempre presentarse digna– mente en sociedad, seguro del respeto de todos; a su paso todos le saludarán. * * * La religión del pueblo kansuano se compone de una confusa mezcla de ignorancia y supersticiones, resultado de la fusión de las tres grandes corrientes religiosas de China: taoísmo, confucionismo y budismo, con el fondo de cultos primitivos a los espíritus y genios y a la na– turaleza. Sobre esta confusión religiosa flota, vaga pero firme, la idea de un ser supremo ( Lo-tien-ye) de la in– mortalidad del alma y de la necesidad de un amparo sobrenatural en la lucha cotidiana. Son muy inclinados a supersticiones de adivinanzas; en el Kansu, a los geomantes y a los fabricantes de calen– darios profetas nunca les faltará una nutrida clientela. En los pueblos de alguna importancia, sobre el ca– serío humilde, destaca casi siempre la silueta elegante de la pagoda, centro del culto, y con servicio permanente de bonzos. Además en los campos, en las encrucijadas, por todas partes se levantan templetes o pagodillas, dedicadas a algún espíritu protector, restos de la fe de otros siglos; hoy la mayor parte están abandonados. * * * Como en el resto de China, en el Kansu se concede extraordinaria importancia a las ceremonias funerarias. Al ocurrir la muerte de algún individuo de la familia, los chinos no perdonan gasto ni sacrificio para que el funeral resulte a la medida de sus deseos.

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