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cual las aves ctuzando las campiñas de mil extraños suelos, en la paterna provisión divina siempre los ojos puestos. Dejemos, pues, las dulces soledades de este amable desierto, y, palomas de Cristo mensajeras, al poblado bajemos.- -1\ias ¡, cómo, Padre, de las varias rutas, marcadas por los pájares, sabremos cuál es la señalada por el Señor al ministerio nuestro?– -Echate a andar sin más por esa senda, y allí en aquel encuentro de tres caminos, sobre tus talones anclando al retortero, el rumbo encontrarás de nuestro viaje.– y Fray Maseo al punto obedeciendo con perfecta alegría, clase al extraño juego del rápido girar sobre sus plantas hasta que su Maestro le dice basta :-Basta, hermano mío, y toma aquel sendero, que ante tu frente se abre, que esa vía es el rumbo secreto del Angel del Señor: marcha adelante.- y marcha Fray Masseo. -t, Por qué este hombre de Dios tan simplrcillo se muestra a la sazón? i por qué misterio me trata a lo chiquillo ?-en lo recóndito de su conciencia exclama Fray Masseo. 84 -

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