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le hace caer de languide~ divina en dulce arrobamiento. ¿ Es que el orar ferviente y prolongado, af..Í robando al sueiío bs altas horas de la noche, rinde al hombre enamorado, que en el cielo tiene puesto su amor, mas en la tierra eomo un vivo salterio con las plantas, las aves y las bestias canta al Señor en plácido concierto~ Entornados los ojos, y los labios ligeramente abiertos, dando expresión al pálido semblante, los brazos extendidos hacia el cielo, y la noble cabeza algo caída sobre el cansado pecho, que recibe la lluvia de unas lágrimas en amoroso y cálido silencio; parece ya que eede a la fatiga ele los hondos afectos de su amante vivir; mas es Dios mismo quien lo rinde a su amor, y el débil cuerpo, aún transformado milagrosamente en otro Cristo, traspasado el pecho, y las manos y pirs agujereados con divinales hierros, busca expansión de la aérea colina en el ambiente fresco. ¿ :l\Ias hallará Francisco para el horno de sus ardientes Yívidos afe.ctos en los efluvios de la hermana tierra cumplido rrfrigcrio? - 79 -