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A esta fecunda tierra de intrépidos guerreros si fieles a su patria, más fieles a su Dios, derrama, Pastor santo, de fe ricos veneros, que los mantenga unidos de Cristo Rey en pos. Sí ¡ay! Pastor sagrado, que en las tremendas luchas que agita el negro monstruo, es fácil sucumbir; que por fatal desgracia son muchas j ay! son muchas las víctimas que no hacen más que llorar, gemir. lVrirad la antigua sierpe ceñida de centellas tras el rojizo carro de engaño e impiedad, que acecha desde lejos las inocentes huellas del que la senda sigue de fe y de caridad. Sus roscas arrollando sagaz y seductora parodia del rebaño las pieles y el balar ... C' incauta la ovejilla feliz, retozadora, trisca de mata en mata sin lazos sospechar. Ya corre desalada saliendo dol otero, y va a caer en los dientes del hórrido chacal ... ¡ la honda, Pastor, la honda, arrójale certero! como el zagal de Efrata lanzó contra Golial. 'riende la vista próvido sobre ese mar incierto del mundo, rige el paso del pobre pecador, su navecil1:;i, náufraga guía al seguro puerto, donde Jesús nos brinda su inagotable amor. - 75 ---

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