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que se despide de sus caros hijos ... y al devolverla ele la tierra al cielo, ¡ en ardoroso anhelo sus castos ojos permanecen fijos! Es que a presenf'ia del celeste Duefio la Bsposa en alto sueño adurmióse de amor desfallecida; y sin dolor triunfando del profunllo desierto ele este mundo ... burló a la muerte. . . ¡ despertó a la vida! Es que encontró su nido la Paloma, la Abeja el dulce aroma en el vergel de su divino Esposo: es que el aye, cautiYa en este suelo, en &uave y raudo vuelo, sube ya libre al perenal reposo. Y los Querubes, en tropel sonoro las cítaras de oro lanzan en lluvia a sus divinas planta¡;: y al aire dan alegres a porfía en santa gritería esta canción las célicas gargantas: ''¡Ah ! ¿ quién es ésta, cual la luna hermo,,a, que sube majestuosa bella aurora, de1 claro sol vestida 1 ¡, Quién es ésta, que al son clP mil canciones, las célieas mansiones hace temblar de ¡rozo y bienvenida~ - 27 -