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En ti el pecho afligido haUa íntimo placer, dulee reposo, f'l &osiego perdido: y el ánimo piadoso elévase al Señor, su amado Esposo. II De pronto al aire suena el pausado da mor de una campana; sn voz vibrante suena desde torre cercana, que al hombre dice ser la vida yana. Del centro de un Convento se escucha doce veces temblorosa: su voz el Yago Yiento pasea majestuosa por los claustros y huerta silenciosa. No hien en la clausura el místico sonar cesado había, <iUP se oye en derechura del coro la harmonía de graves voces al Autor del día. Los maitines cantados, Yanse todos, cual pájaro a su nielo, eon pasos muy caHados al lecho endurecido, que es al alma más dulce que el mullido. No todos : que una sombra se ve que tiende hacia rl altar sagrado: 19 -